La adopción de controles de acceso biométricos en edificios, tanto particulares como de empresas, gana cada vez más adeptos. ESET Latinoamérica analiza qué implica esta tecnología en términos de seguridad y protección de datos personales.
Los accesos biométricos se han utilizado ampliamente en entornos corporativos durante muchos años, pero cada vez más comienzan a aparecer en la vida personal, más precisamente para permitir la entrada a condominios o edificios particulares y esto, según ESET, compañía líder en detección proactiva de amenazas, trae varios puntos para tener en cuenta con respecto a la seguridad.
Los datos biométricos son vistos, por ejemplo, por la Ley General de Protección de Datos (LGPD) de Brasil, como datos sensibles, y se exige que sean tratados con más discreción que los datos personales. En el caso de la biometría facial, estos datos tienen aún más información que puede presentar características étnicas, convicciones religiosas e incluso aspectos relacionados con la salud de las personas. La ley no estipula qué medios deben aplicarse para dicha protección de datos, sino que basa sus fundamentos en los pilares de la seguridad de la información, valorando su integridad, disponibilidad y confidencialidad, y las empresas deben aplicar todos los esfuerzos necesarios para lograr este objetivo.