La inflación es un asunto complejo, el cual debe ser atendido con rigor debido a su
influencia negativa en la vida de cada estudiante, trabajador y jubilado de nuestra
geografía. Existe conciencia de ello, por eso más temprano que tarde debe ser
instrumentado el camino a seguir para desinflarla, que no es otro que emerger
hacia la diversificación, aplicar disciplina fiscal, disminuir trabas burocráticas,
garantizar seguridad jurídica hacia los inversores e ir hacia un sistema de libre
mercado con participación de todos los que quieran ayudar al despegue de
nuestro país mediante reglas claras.
El costo de lo que se adquiere, sea lo que sea, aún al día de hoy resulta
insostenible y trabas como el llamado Impuesto a las Grandes Transacciones
Financieras (IGTF) vinieron para frenar el lento proceso de recuperación que se
venía dando a través del esfuerzo de la ciudadanía emprendedora, según algunos
indicadores macroeconómicos referenciales como el Producto Interno Bruto (PIB).
Sí bien es cierto que salimos de la hiperinflación, también es cierto que
permanecemos estancados en inflación y lo moralmente correcto es ponernos de
acuerdo para salir de tal estancamiento, estabilizar nuestro bello país y hacer fluir
los manantiales virtuosos del crecimiento que Dios ha de tener predispuesto para
nosotros.
Más que quejarnos corresponde evocar más la cultura del hacer, de la
cooperación constructiva y la necesaria interlocución de todos sin distingos
ideológicos, porque al fin y al cabo, nuestro barco llamado Venezuela es
responsabilidad conjunta.
Por eso, mi llamado es el del partido Unidad Visión Venezuela que tengo el honor
representar como su Secretario Juvenil Nacional, hacia la reconciliación, al trabajo
en equipo, sin sectarismos y las minusvalías sobre el interés superior que es
acordar una estricta agenda fundamentada en disciplina macroeconómica (gastar
solo lo sustentado en producción), sanear las finanzas con transparencia (cero
corruptelas, lo cual, se puede lograr mediante un sistema electrónico de gobierno
abierto donde se publique periódicamente el destino final de los recursos
nacionales), productividad, realismo; que nos lleve a abastecernos
equilibradamente, también a ser una Nación macro exportadora, líder y respetada
por la Comunidad Internacional.
El gobierno nacional debe rectificar cuanto antes su desacierto en materia
tributaria con el mal llamado Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras
(IGTF) -, desmontando este impuesto hacia todos los rubros del comercio
nacional, dado que genera desconfianza, incertidumbre, alteraciones y
perturbaciones en los índices económicos sobre ítems cotidianos como el
mercado cambiario de divisas y el marcaje de precios, ya que el adjetivo “grandes”
no tiene lógica al ser aplicado a transacciones pequeñas y peor aún cobrarlo en
algunos productos terminados exentos de IVA.
Es bien conocido el impacto del Impuesto a las Grandes Transacciones
Financieras, lo sufrimos todos, desde el ciudadano común hasta las cadenas de
abastecimiento que reciben de parte del Seniat la calificación de sujeto pasivo
especial, termino popularmente conocido como contribuyente especial.
Además de derogar ese salto al vacío mal nombrado IGTF, es imperioso hacer
ajustes en el encaje legal de la banca en función de masificar el crédito, también y
no menos importante me atrevo a proponer sea relanzado nuestro sistema
cambiario en una blockchain electrónica híbrida, descentralizada, transparente y
real que opere las 24 horas del día en los pares BS/$, BS/€ enlazada con las
distintas criptomonedas.
Es bien sabido el leve fracaso de las mesas de cambio cuando vemos a un BCV
inyectando divisas hacia la banca y a los bancos vendiendo las mismas
restrictivamente, para muestra de ello el banco de Venezuela que al tener
disponibilidad solo vende en horario de 8 AM a 12 PM. ¿Cómo van a creer que va
a fluctuar sanamente un sistema cambiario bajo esa metodología obstruccionista?
En fin, o nos sacudimos las regulaciones absurdas que quedan o seguiremos
igual. Es un llamado constructivo a la reflexión que hacemos desde Unidad Visión
Venezuela ¡hay que corregir responsablemente!, porque la única guerra
económica que confrontamos es la improvisación.
Finalizo con esta sabía reflexión citada recientemente por el compañero Secretario
General Nacional y diputado Omar Ávila en uno de sus más recientes artículos
que tituló: “Medidas económicas indispensables”, en el cual enuncia lo siguiente:
“El Estado debe deshacerse de empresas que no constituyen parte de su función
principal y que terminan siendo un peso sobre las agotadas arcas nacionales”.
Afirmación con la cual estoy plenamente en concordancia dado que parte del
proceso de potabilización que debemos transitar para crear dinero limpio de
inflación es frenar en seco la burocracia estatal del presente.
Juan D. Villa Romero
Secretario Juvenil
Unidad Visión Venezuela
Juandiegovillaromero27@gmail.com
@jdiegovillave @visionvenezuela